miércoles, 12 de julio de 2023


 

EL MAESTRO GEORGE BROTHERS DEL MAS

Era 1958 y en la segunda generación de alumnos de la Escuela Moderna Americana, a la que de aquí en adelante me referiré como MAS por Modern American School en inglés,  teníamos clase de inglés todo el día y diariamente y nada menos que con un profesor que fue inolvidable e indispensable para  mí y mis compañeros: Mister George Brothers. Si pudiera filmar una película sobre un excelente maestro, indudablemente que él sería el personaje principal.

Antigua fachada del MAS en la col. del Valle

Brothers era un hombre de unos 50 años entonces (se acuerdan que cuando son jóvenes ven viejos a todos los mayores), era corpulento y no demasiado alto, calvo, con cabellos parados como chayote, lentes redondos con armazón de alambre y siempre de traje oscuro. Lo que lo distinguía de los demás maestros, pues este sí era maestro, era que tenía un gran sentido del humor seco y de la oportunidad (no hacía chistes, tenía puntadas) y sabíamos claramente cuando estaba hablando en serio y cuando se prestaba a chanzas.

Cuando nos arremolinábamos a preguntarle o pedirle algo, nos corría haciendo girar su mano sobre su cabeza y nos decía: “Don´t breathe my oxygen!” (¡No respiren mi oxígeno, aléjense!). Él se sabía querido y admirado. Daba unas clases excelentes, pero además nos enseñaba cómo era la vida. A pesar de que en primer año llevábamos la parte menos interesante del idioma, que es la gramática, él la aderezaba con anécdotas y personajes,  nos recomendaba libros y llevábamos un libro que conservo a la fecha porque nunca he encontrado uno mejor, que se llama “Man´s History”. Nos enseñó el mejor inglés posible, pero además nos conminaba a que aprendiéramos todos los días el slang, que es el verdadero inglés actual, el que hablan los estadunidenses. A que viéramos las películas americanas sin leer los subtítulos.

Nunca le pregunté de qué parte de EEUU era, pero su acento sonaba californiano (de ninguna manera bostoniano), Tenía un par de hijos en la escuela, menores que nosotros, que apenas éramos la segunda generación del MAS. Vivía por la colonia del Valle, cerca del mercado de esa colonia y hablaba un español perfecto, de mexicano. Cuando hablaba español (sin acento, claro) podía pasar por un connacional.

A él le llevábamos la queja de otros profesores, a él le confiábamos nuestros secretos (no todos, claro está. ¿Qué adolescente cuenta todo lo que le pasa o lo que siente? ¡Si ni siquiera el susodicho lo sabe!), nos aconsejaba qué hacer con nuestros amigos y amigas, y nunca lo hizo ver como si fuera una “lección”. Algo que no he dicho, pero que ahora diré, ¡cómo agradezco que la MAS fuera una escuela mixta, laica y nacionalista¡ Nunca metería a mis hijos o nietos a una escuela confesional y menos de puros varones. Ya les platicaré más adelante mi única y triste experiencia en una escuela llamada CUM. Pero algunos de ustedes dirán “¿nacionalista? Si hasta el nombre está en inglés”. Y yo respondo: nacionalista en el sentido en que te enseñaban como era y es México, con sus grandes contrastes, con sus desigualdades (entonces más que ahora), pero te enseñaban a amarlo. A tratarlo de mejorar, a respetar al país y sus símbolos: nunca vi una bandera gringa, y sí muchas mexicanas, empezando por la ceremonia de todos los lunes, con la bandera y el Himno Nacional. Y les pondré un ejemplo: muchos de mis compañeros y exalumnos se han distinguido por su labor política y tecnocrática a favor de México. A pesar de que aún teníamos varios compañeros extranjeros, eran mucho menos numerosos que los que teníamos en el Panamerican Workshop, que era una de las escuelas favoritas para los diplomáticos estadunidenses o de otros países. Desde ese entonces, la MAS se distinguió, hasta estos días, como la mejor escuela privada de la ciudad, pésele a quien le pese. 

No hay comentarios: