Toda profesión
tiene paradigmas. Paradigma significa modelo o ejemplo. Son los
pilares casi siempre sobre los que descansan nuestras creencias y rara vez son
eternos.
SI TIENE QUE
RECORDAR ALGO DE LO QUE HOY VOY A ESCRIBIRLES, QUE SEA LO SIGUIENTE: Las profesiones
deben ir modificando sus paradigmas porque esto es señal de
que van cambiando y progresando. Digamos que romper paradigmas para avanzar ha
sido la constante en nuestra profesión en todo el mundo.
En odontología
tenemos muchísimos paradigmas que se han derrumbado. No
es hoy el tema y no tengo ni el tiempo,ni la capacidad para
analizarlos a todos, pero les pongo como ejemplos los paradigmas
correspondientes a la forma de las cavidades, hasta los que decían que era
difícil para el cuerpo humano aceptar los injertos óseos y los implantes de
titanio, o que era imposible formar nuevos dientes a partir de células madre.
MI PROPOSITO
HOY ES a analizar once paradigmas que afectan negativamente a la
forma en la que hemos visto a nuestra profesión, a la manera en que la
ejercemos y a la manera en la que el público nos percibe. Por ello, los debemos
destruir para progresar y crecer, aumentando nuestra utilidad y cobertura, con lo
que seremos mejor recompensados.
Si ustedes se ponen a
analizar, las cinco
razones principales por las que casi
todos estudiamos odontología son:
·
Se hace dinero de manera fácil
·
Uno no tienen jefe ni horario
·
Se puede poner un consultorio en cualquier
parte, hasta en la casa o en una accesoria.
·
No hay
matemáticas ni química
>Primer
Paradigma: EN ODONTOLOGIA SE HACE DINERO FÁCILMENTE
>Como a
todos nos consta, ya no se hace el dinero fácilmente. El
tiempo de amarrar a los perros con longaniza ya pasó hace mucho. De hecho, cada
vez es más complicado y costoso estudiar odontología en un sitio de alta
calidad y de prestigio, así como poner un consultorio decoroso… y esperar a que
lleguen los cada vez más escasos pacientes. Esto lo vamos a tratar a lo largo
de esta disertación.
>Segundo y
Tercer Paradigmas: UNO NO TIENE JEFE NI HORARIO Y PUEDE PONER UN CONSULTORIO EN
CUALQUIER PARTE.
Ahora tenemos que practicar la profesión con un grupo de colegas, lo
que se llama práctica de grupo. Esto quita espontaneidad, libertad de horarios,
nos hace tener jefes y ya no puede uno cobrar lo que quiera.
>Mi
opinión es que si tenemos que trabajar en una práctica de grupo, por lo menos debemos
ser los capitanes del equipo, por lo cual es muy importante fortalecer nuestras dotes de líderes y
estudiar liderazgo.
>Otra
cosa muy importante y que sé que causa molestia: tenemos que hablar y leer inglés con fluidez,
porque nos guste o no, la ciencia se escribe en este idioma y si queremos estar
actualizados hay que aprenderlo. Lo mismo diría de >acostumbrarnos a
hablar en público, que es una de las cosas que más temor producen entre
los mortales.
>Los
pacientes son ahora mucho más conocedores que lo que todos pensamos. Nuestras clases sociales son cada
vez más exigentes en cuanto a los productos y servicios que desean recibir y a
su percepción del costo; y también son más exigentes respecto a dónde se los
ofrecemos y sobre todo, quién se los ofrece. En su mayoría cada vez más reconocen
la >calidad. Por ello, nuestros consultorios
tienen que ir cubriendo los requisitos de la mercadotecnia en lo que se refiere
a la >cantidad de servicios que se ofrecen y
a su localización, >diseño y horarios de
trabajo, y cada vez tendrán que ser más >bellos
y limpios e integrar más tecnología de punta, con todo y los costos que esto
implica. Hace mucho
se acabó el horario de “dentista” de 10 a 2 y de 4 a 8.
>Cuarto
Paradigma: NO HAY MATEMATICAS NI QUIMICA EN LOS ESTUDIOS
Como en todo nuestro alrededor, en nuestra profesión cada vez tendrá
que haber una mayor integración de las matemáticas y sus ciencias derivadas. Porque
las profesiones son más científicas y más rigurosas mientras más
se apoyan en la matemática, que es la única ciencia exacta que
conocemos. Ahora ya empleamos y entendemos sobre resistencia, índices de
flexibilidad y dureza, resilencia, polígonos de fuerza, vectores, presiones por
cm2, y la aplicación de las leyes físicas. La química es la aplicación de la
matemática a la materia y a los elementos que la forman. No olvidemos que somos
polvo de estrellas porque estamos formados por los mismos átomos que las
originaron hace 15 mil millones de años y que cambiamos cada año al 98% ellos. Esta
ciencia es básica ahora para conocer a los tejidos a través de la bioquímica, a
los materiales y a los procesos químico-biológicos que interactúan en el cuerpo
y que cada vez se conocerán más.
>Quinto
Paradigma: HACEMOS LO QUE QUEREMOS CON LOS PACIENTES
>Lo que
hacemos los odontólogos y cirujanos dentistas, es muy agresivo.
Tanto, que para llevarlo a cabo requerimos el consentimiento de los pacientes,
luego dominar su angustia y el miedo de nuestros pacientes y después
anestesiarlos.Si lo que
hacemos se lo hiciéramos a las personas sin su consentimiento, sería
considerado un delito muy grave. Desde la fundación de la carrera en
nuestro país, no hemos tenido que obtener consentimientos informados ni
autorización de nuestros pacientes para realizarles nuestras maniobras, pero de
ahora en adelante tendrá que ser obligatorio legalmente para evitarnos problemas. Con ello, se
ponen cotos a la libertad de acción por parte del médico, lo cual es bueno y
malo: bueno en el caso de los malos profesionistas; malo en el caso de los buenos dentistas. Tendremos que empezar a dar limitaciones de
responsabilidad profesional
por escrito de nuestros trabajos, para advertir a los pacientes hasta
dónde y hasta cuándo sirve un trabajo odontológico.
________________________________
>EL SEXTO: LA
ODONTOLOGIA ES PARECIDA A LA MEDICINA, PERO MUCHO MAS FACIL
El dentista tradicional, de siglos, que sólo atiende los problemas de
los dientes y encías: las obturaciones, la prótesis y las
extracciones, los detartrajes, va en vías de extinción. >Desgraciadamente siempre habrá este tipo de trabajo rutinario y
repetitivo, de poca creatividad, al que sí puede llamarse “chamba”, porque hay
y habrán millones de dientes que >obturar,
sustituir y extraer que ni el tiempo, ni el dinero, ni las políticas públicas
de prevención ni nuestras técnicas rehabilitativas nos han permitido resolver,
pero de aquí en adelante la odontología habrá de irse transformando
gradualmente en una especialidad más completa y si se quiere, más médica, sobre
todo cuado se hagan lo estudios que muestren la mortalidad producida por los
padecimientos bucales y, sobre todo, cuando se muestre el elevadísimo costo de
las pérdidas económicas por faltas al trabajo y por baja de productividad que
éstas también producen.
>Nuestros
pacientes (y espero que nosotros también) viven y vivirán muchos más años
que los acostumbrados —de acuerdo a las proyecciones que se tienen, las nuevas generaciones de niños de clase
media hacia arriba tendrán rangos de vida mayores a los 100 años—, y entonces,
además de los tradicionales, hemos sumado a nuestro campo profesional el
vastísimo caudal de conocimientos de la implantodoncia (que consiste en
implantar raíces de titanio e los huesos maxilares) y nos vemos obligados a
ponernos al día, nuevamente, en las ciencias básicas como la histología y
embriología, de donde habrán de salir los nuevos dientes y tejidos bucales, la
medicina genómica, la bioquímica, la fisiología y señaladamente la farmacología
y la anestesia y la sedación. También, hermanándonos con la medicina del sueño,
añadimos el tratamiento del ronquido y la apnea obstructiva del sueño
—enfermedades potencialmente letales—, el del bruxismo —ese fantasma que acaba
con cualquiera de nuestros esfuerzos—, y
los múltiples tratamientos encaminados a hacer que nuestros pacientes sean más
activos y atractivos durante mucho más años con la Odontología Cosmética y los
procedimientos de las Cirugías Plástica y Reconstructivas,
además de lo cual es obligatorio actualizarnos todos los días en todo el resto
de cosas que hacemos. Decía el Maestro Ignacio Chávez que "iba contra la ética ser incapaces de ofrecer a nuestros
pacientes los últimos avances de nuestras profesiones". Este tema de la Etica y
la Deontología tiene que ponerse al día también en todos los planes de estudio
de la carrera en el país, y debería hacerse que los egresados de la carrera
firmen su compromiso antes de recibirse.
>SÉPTIMO
Paradigma: EL CONSULTORIO SE VA LLENANDO AUTOMATICAMENTE DE PACIENTES. POR ELLO
HAY QUE CAMBIARSE POCO DE LUGAR.
Somos, primordialmente, vendedores de servicios de salud.
No sé por qué es tan
ofensivo que a un médico o a un cirujano dentista se le diga esto. Por más
conocimientos y experiencia y ganas que tengamos de aliviar un padecimiento o
desarreglo, no podemos ejercer hacerlo hasta que el paciente nos lo autoriza,
nos dice que sí a nuestra oferta. Convencerlos se llama vender. Lo crítico es
que todavía en ninguna escuela o facultad se enseñan estas ciencias y artes.
El
hecho es que en 1960 cada dentista tenía su propio consultorio. Había un
dentista por cada 9 mil habitantes en promedio.
Producidos por más
de 70 escuelas y facultades con muy diferentes y dispares conceptos sobre la
calidad de sus egresados, ahora, tenemos más de 180,000 dentistas para
un país de 125 millones de habitantes. O sea que en promedio hay un dentista
por cada 1562 personas. Desde los años 60s hemos perdido casi 5 veces el número
de pacientes que hubiéramos tenido si no hubieran aparecido los salvadores de la educación odontológica
privada con sus miles y miles de escuelas, la mayoría tipo "patito". Gracias.
Ahora bien, cambiarse de consultorio es
precisamente lo que hay que hacer cuando no se está a gusto con lo que
uno gana, o con el tipo de nuestros pacientes.
Eso
de que los pacientes van llegando solos, desde luego ya no es cierto, si es que
alguna vez lo fue. Ahora
hemos de ir por ellos a sus sitios de trabajo y de reunión, tenemos que
mantenernos en contacto con ellos permanentemente vía correo
electrónico, redes sociales, teléfono y
demás medios de comunicación y tenemos que aplicar rigurosamente la
mercadotecnia y las técnicas de venta si queremos tener un crecimiento del
número de nuestros pacientes.
Sobre todo, además de un
diagnóstico —que es lo que se supone sabemos hacer—, tenemos que darle al público lo que desea,
que muchas veces pertenece a la Odontología Cosmética.
Las Tres Reglas de Platino
para hacer crecer nuestras prácticas son:
> Primero, tenemos que
convertirnos en el dentista que nos gustaría que nos tratara a nosotros.
Luego, lo que más requieren
los pacientes es lo mismo que requerimos todos, de lo que habla la Regla de Oro
de todas las filosofías y religiones: hay que tratarlos como a nosotros nos gustaría que nos
trataran,
y tercero, atenderlos en condiciones absolutamente indoloras y sin
angustia en el consultorio limpio que a nosotros nos hiciera sentir cómodos,
relajados, con personal auxiliar atento y capaz, confiando en lo que nos hacen.
Muchos colegas han tratado
de contrarrestar esto teniendo varios consultorios; a veces hasta en diferentes
ciudades. Mi opinión es que cuando tenemos muchos consultorios, ninguno está
funcionando eficazmente, a menos de que no tengamos ningún
consultorio —otra eficaz práctica
actual— y que se trabaje haciendo prácticas itinerantes, sobre todo de
especialidades, que evitan hacer el desembolso y mantenimiento de un
consultorio fijo.
>OCTAVO
PARADIGMA: NO SOY MONEDITA DE ORO, SOY COMO SOY Y HAGANLE COMO QUIERAN.
Estos conceptos, venidos del siglo 16, son el colmo de la petulancia y
la prepotencia: creer que además de que somos famosos por dolorosos y
angustiantes, podemos ser presumidos, maleducados y malhumorados.
Este paradigma ya está roto desde hace tiempo,
pero ahora me veo en la obligación de presentarlo tal cual es: es una simple
lección darwiniana: los
aptos sobreviven. Un ejemplo lo son los alumnos de medianas
calificaciones en la facultad, que desde la escuela siempre tuvieron pacientes.
Hubo muchos otros que eran verdaderos pozos de ciencia, pero desafortunadamente
eran o son percibidos como sangrones, que nunca los tuvieron, o les costó mucho
trabajo conseguirlos. Pasa lo mismo en la vida real: los amigueros, simpáticos
y rolleros —aunque nos cueste trabajo admitirlo— siempre van a tener pacientes,
aunque sus trabajos sean de calificación 6 o 7.
Los que no se han esforzado
por hacerse querer, aquellos que duelen, los que proyectan inseguridad personal
y timidez, los que tratan mal a sus semejantes, los de aspecto sucio, los
vulgares e ignorantes sobre los asuntos diarios, aunque sean estudiantes de
diez “cum laude”, jamás van a tenerlos. Así que la lección es: hay que
esforzarnos en darnos a querer o tomar un curso urgente e intensivo de
relaciones públicas, porque para que la gente vaya con nosotros como profesionistas,
tenemos que atraerles como personas.
>NOVENO
PARADIGMA: HAY QUE SEGUIR SIENDO UN DENTISTA TRADICIONAL, PORQUE POCO A POCO
VOLVERÁN LOS VIEJOS TIEMPOS.
Ante semejante locura, lo primero que les pido a todos los presentes, es
que retiren de su cabezas el chip que inadvertida y anónimamente nos
insertaron cuando estudiamos la carrera. ¡Está tan obsoleto y anticuado, el
pobre! ¡Y nos ha causado tantas desgracias! Ya sin este chip, y volviendo a ver las cosas como las veíamos
cuando estudiábamos la preparatoria, es fácil darse cuenta de que nuestra
profesión es de muy elevada inercia y altamente conservadora. Lo que veíamos en
IMAX a todo color y hasta en tercera dimensión antes de estudiarla, lo vimos en
una filmación en blanco y negro de 8 mm cuando nos recibimos. Se nos cerró la
perspectiva.
Por eso, tenemos que abrir nuestra mente hoy y estar dispuestos a hacer
cambios, leer libros, periódicos y revistas y cultivarnos, viajar y
experimentar cosas nuevas, porque hay un hecho que NO ha cambiado: “si seguimos
haciendo lo que siempre hemos hecho, vamos a seguir obteniendo los mismos
resultados, que no nos gustan”. La historia del progreso humano es el cambio
constante y permanente, por lo que todo el tiempo tenemos que adaptar y adoptar
nuevas ideas que han probado su éxito. Nadie puede oponerse perpetuamente al
progreso: por ello hay que hacerse a un lado, porque el cambio se ve, se siente
y YA está presente.
DECIMO
PARADIGMA: LOS PACIENTES VIENEN POR MI PORQUE YO SOY SU DENTISTA.
Con muy honrosas excepciones, los pacientes nunca han sido “nuestros”,
como nosotros no lo hemos sido de los médicos a los que acudimos. Hay una
competencia constante y en ella gana el que mejor nos trate, el que se ajuste a
nuestros horarios y medios económicos, el “más atinado”, el que tenga ”mejor
mano”. Cuando frente a nuestros consultorios se instala otro dentista y éste
anuncia que sus honorarios son más bajos que los nuestros, se acaba este
paradigma, que siempre ha sido un mito.
Por eso hay que esforzarnos por diferenciar
nuestra práctica de la de los demás.
Si nosotros, tercamente,
insistimos en hacer todo en el consultorio —desde abrirlo y barrer hasta
contestar el teléfono, colocar implantes y vaciar incrustaciones—afectaremos nuestro
tiempo y nuestra salud, nuestros ingresos, y nuestra labor asistencial.
La solución está en delegar aquellas funciones
que no pongan en peligro la vida o salud de los pacientes, que sean repetitivas
y rutinarias y que no vayan contra la ley. Quién será el o la que las desempeñe
depende de nosotros, pero su labor será nuestra responsabilidad.
Cada día debemos ofrecer más servicios y delegar funciones
nos hace ser mejores en lo que hacemos. Tenemos que hacer aquello que hagamos mejor.
El objetivo es que en nuestros consultorios se atienda integralmente a los
pacientes y no como antes que iban a atenderse de un sólo diente.
El concepto de que caries y periodontopatías son infecciones (y éstas últimas de gran gravedad) lo ha
cambiado todo. Cuando delegamos, ponemos en práctica un principio de
hace siglos, de la revolución industrial: la división del trabajo. ¿Y no es ese
uno de nuestros objetivos: el atender cada vez mejor a un número mayor de
pacientes que nos favorecen con su presencia y con su economía?
>UNDECIMO Y
ULTIMO PARADIGMA: LA ODONTOLOGIA CADA VEZ ES MAS FÁCIL.
Cuando éramos estudiantes formales de odontología en la Facultad —porque
ahora lo seguimos siendo de manera informal—, habían, digamos, diez casas
fabricantes de productos dentales: amalgamas, cementos de fosfato de zinc,
empezaban los de policarboxilato y los cementos de duración media, bases de
hidróxido de calcio, silicatos para los dientes anteriores. Acrílicos y dientes de ésto
mismo y de porcelana para dentaduras, de una o dos marcas, dos o tres de
porcelana, yesos importados, revestimientos, tiras de asbesto, tres o cuatro
marcas diferentes de oros dentales y los inefables metales base y K, algunos
cementos para endodoncia, entre ellos el vilipendiado N2; puntas de gutapercha,
grapas para dique, arcos de Young de metal, tres o cuatro tipos de anestésicos,
instrumentos estadunidenses y alemanes, lo japonés ni contaba; articuladores de
bisagra, aunque ya se empezaba a popularizar el Whip Mix; empezaban las resinas
compuestas de primera generación tipo Adaptic a las que llamábamos composites. Empezaban
a romperse otros viejos paradigmas: los del Dr. Black, los de aplicación
constante de bases medicadas, la supuesta imposibilidad para adherir nada a la
superficie del esmalte. ¡Si vieran lo que hacemos ahora!
Ahora hay que ver la cantidad de fábricas chicas, medianas y grandes, de
todos los países, que producen miles, decenas de miles de productos que
compiten entre sí por nuestras preferencias. Cada producto trae garantía y un
folleto de 150 páginas en letra de 6 puntos y traducido todo a 10 idiomas:
inglés, español, francés, alemán, italiano, árabe, japonés, chino, serbo-croata
y finlandés y holandés.
No: la odontología no se
está haciendo más fácil, sino al revés. Tenemos un campo de acción mucho más
amplio y complejo y muchas más responsabilidades legales. Debemos juntarnos en
Grupos de Estudio o platicar regularmente con nuestros amigos y colegas. Por
eso se han roto los paradigmas que la hacían fácil y se han construido nuevos
que la complican con una gran variedad y vastedad de conocimientos y con nuevos
retos y oportunidades. Para hacer buena odontología tenemos que estudiar mucho
más, asistir permanentemente a muchos eventos como estos, como los de las asociaciones
Dental Mexicana y del Distrito Federal y a varios congresos en el extranjero. A pesar de todos, ya que pasan
las crisis económicas, vemos que hay quienes triunfaron y crecieron. Hay
que proponernos ser uno de ellos. Como ustedes han visto, ahora es mucho más
difícil hacer dinero con la odontología, como les previne a principio.
Ustedes, lectores, han roto
estos paradigmas y por eso están leyéndome ahora, y por ellos los felicito por
preocuparse por el mejoramiento suyo y de sus pacientes.