BLOG 9 CONFI-DENTAL
¿QUIÉNES
ERAN LOS ONCE?
Angel Álvarez de la Reguera,
Carlos Amor Villalpando, Antonio Limonchi Wade, Hermilo López Morales, Manuel
Rey García, José Ma. (Chema) Navarro Becerra, Rafael Ayala Echávarri, Miguel
Pavía Espinosa, Juan Tapia Camacho e Ignacio Aguilar Álvarez. A mi parecer,
todos han pasado ya a mejor vida. Para la lucha de 1968 se aliaron con muchos
otros profesores de escaso nivel académico (por ello era nuestra protesta), que
no vale la pena nombrar.
DETALLES
Y OCURRENCIAS QUE SUCEDIERON DURANTE ESTE PERÍODO.
Foto de El Heraldo de Mexico tomadas de una película casera en donde agredieron a nuestras compañeras. |
Era tanta el ansia de Sarabia
y su cohorte por entrar a la Escuela y apoderarse de ella (para lo cual
contaban ya con alumnos incondicionales y con golpeadores profesionales) que
una vez que amenazaron con “ir a re-tomar la Escuela los profesores”, los
líderes del momento decidieron que para disuadirlos nada mejor que rodear la
Escuela con compañeras mujeres. Pues aún así, los profesores intentaron tomar
la Escuela golpeando y empujando a las compañeras que se prestaron a servir de
muralla. Entre ellas, la entonces novia de Roberto Magallanes, Claudia, una
muchacha muy guapa, muy educada y de muy buena familia, misma que tuvo que ser
llevada a un hospital para revisar su pierna golpeada por aquel grupo de
seudo-maestros. Entre ellos estaban Sarabia, Rey García, Zimbrón Levy, Villegas
Malda, Rafael Lozano (de Perio), Sybel Trejo y algunos otros más de quienes no me quiero ni
acordar. Años después, el Dr. Lozano, ya con sus copas y escupiendo al hablar
(como siempre), me ofreció disculpas, pero las disculpas no me las debía de dar
a mí, sino a las compañeras. Como testigo de este evento, quedó una filmación
que hizo uno de los compañeros y que se mandó a los periódicos Reforma y
Heraldo de México y en sus páginas aparecieron los fotogramas de la película
(ver ilustración). Esto indudablemente tuvo mucho que ver con el la Junta de
Gobierno expulsara al Dr. Sarabia, quien fue, ooootra vez, mal aconsejado por
los famosos “once”. Pues claro: el objetivo de los famosos “once” Pues claro:
el objetivo de los famosos “once” a que corrieran al Dr. Sarabia y quedarse
ellos en el poder, como aconteció.
MAESTROS
DE LA ESCUELA: BUENOS Y MALOS.
Recuerdo a algunos profesores en aquellos tiempos. 1) Por
ejemplo, al Dr. Enrique C. Aguilar presumiendo a todo el mundo que era él quien
había “diseñado” la Escuela y tratando de influenciarnos a los del Comité
Estudiantil (sin lograrlo). 2) Al profesor Antonio Fragoso, quien nos dijo a un
grupo de alumnos (entre ellos a mí) que “¿No
sería bueno que para presionar a las autoridades y al gobierno fuéramos
“tomando” (quería decir secuestrando)
unos camioncitos de pasajeros y quemáramos dos o tres?” Mientras decía
esto, hacía como que me quitaba alguna pelusa que tuviera yo en el pecho dela
camisa. El inocente profesor no sabía el riesgo que llevaba meterse con el
violento “pulpo camionero”, que así era como se llamaba a quienes poseían
camiones de pasajeros. 3) Al Dr. Fermín Reygadas —que años después se tornaría
iracundo y violento, perdiendo totalmente su “estilo”—, presumiendo con los
dientes entrecerrados, como era su costumbre, que la Escuela de CU se debía a
él y al gran maestro Enrique C. Aguilar.
4) A los doctores
Rodolfo Reza y Jaime Fernández de Ceballos asesorándonos en “grilla”.
5) Al Dr. Alfonso Pretelín, que dicen luego estudió
Antropólogía, deambulando por el patio
de la Escuela y acompañándonos con buenas intenciones a citas en Rectoría.
6) Al Maestro Reynoso Obregón que me dijo al quejarme de
que la cosa iba para largo: “Nunca está más oscuro que antes de que salga el
sol”. Lo despidieron de la UNAM por influir (justamente) en nuestras decisiones
(y por hablarle de “tú” frente a nosotros al Rector Barros Sierra en una
primera junta que tuvimos los estudiantes con el señor Rector). Reynoso Obregón fue y es uno de mis grandes
maestros: jovial, inteligente, prudente, buenísimo para la política y
preparador de los mejores Martinis que he probado jamás. Era, además, un
católico devoto. Ningún dentista que yo
conozca, hasta la fecha (2018) le llegaría ni a los talones en el aspecto
político. Cuando mi padre fue Director de la Escuela, allá en 1933 cuando
la Escuela estaba en Licenciado Verdad, en el Centro Histórico, Reynoso
Obregón, que era Consejero Universitario lo apoyó y desde ahí inició una
respetuosa amistad entre ambos que duró hasta la muerte del famoso “Nacho”.
Además de haber sido un gran Presidente de la ADM, Director de la Escuela dos
veces y fundador de la Academia Nacional de Estomatología, fue un magnífico
Cirujano Oral que tenía su consultorio en la calle de Puebla, en la Colonia
Roma. Fue después Director del Departamento de Estomatología del Hospital
Infantil de México, cuando yo estudié un Diplomado de Odontopediatría. Murió de
un ataque al corazón acabando de comulgar, así que según su fe de seguro se fue
derechito al cielo.
7) Cuando ingresé como oyente a la Escuela, decidí meterme
al azar a la clase de Materiales Dentales que daba el Dr. Hermilo López Morales
(quien, por cierto, había hecho una copia taquigráfica de las clases de Materia
Médica que dio mi padre) y dijo lo siguiente: “¡Apunten! ¡Apunten! Hay tres
tipos de cera en odontología… ¡Apunten!... Hay la cera normal, la cera estándar
y la común y corriente…” Yo provenía de una Escuela Nacional de Ciencias
Químicas, donde imperaba el rigor científico absoluto. Imagínense qué impresión
me causó oír aquella barbaridad.
8) A mi padre (que estaba orgulloso de mi y de nosotros),
llevándonos bolsas y bolsas de tortas, que nos sabían riquísimas y que casi fue
lo único que comí. Por eso, con las preocupaciones, me dio úlcera.
9) Otra chistosada atribuible al Dr. Sarabia: nombró como
Jefe del Departamento de Audiovisual al Dr. Ángel Álvarez de la Reguera, quien
empleaba gruesos lentes y aparato para la sordera, así que estaba fallo del
audio y de lo visual. Este profesor era famoso por vender sus apuntes y quien
no los compraba, reprobaba.
Todos estos profesores, que frisaban entre los 50 y los 75
años y lo que habían perdido de cabello lo habían ganado de panza eran muy
“machos”, muy “mujeriegos” y hacían hasta el ridículo por acostarse con
nuestras guapas compañeras, casi siempre acosándolas con reprobarlas o con sus
calificaciones. No se daban cuenta de que hacía el ridículo. Los menores de
esas edades también trataban, la mayoría sin suerte, pero hubo algunos (cuyo
lema era: “¡Fuego contra el enemigo!” (refiriéndose al sexo opuesto sin hacer
caso de la ética que deben tener los profesores con sus alumnos) que
desafortunadamente sí lo lograron. En estas épocas ya los hubieran quemado en
la hoguera por acoso sexual… y se lo hubieran merecido.
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UN
FUNCIONARIO UNIVERSITARIO—AMIGO DE VERDAD Y CON VALOR CIVIL— NOS LIBRA DE UN
PÉSIMO ELEMENTO
La “destitución” (lo corrieron, en realidad) de José Sybel
Trejo fue de la siguiente manera: el Maestro González Avelar, por instrucción
del señor Rector, nos convocó a miembros del Comité Estudiantil y a un grupo de
profesores de la entonces llamada “Unión
de Profesores de Odontología” para que dialogáramos en su oficina del
edificio de la Rectoría. Una vez instalados, y teniendo a González Avelar como
moderador, el despreciable profesor José Sybel Trejo Solís presumió que cuando
mi padre había sido Director de la Escuela (¡en 1933!) él le había reclamado no
sé qué cosa y hasta había “amenazado con darle cachetadas”. Si lo hubiera
hecho, hubiera conocido la furia de mi padre y éste no era más que un pobre
desgraciado que en su casa conocían. Al oír aquella acusación insensata y fuera
de lugar, el propio Maestro Miguel González Avelar, alzando la voz y dando un
palmazo en su escritorio, lo corrió violentamente y al instante de la mesa de
negociación aduciendo que me había insultado fuertemente y sin motivo. Días
después fue separado para siempre de su cargo en la UNAM. Supieron los de “La
Unión” que no podrían insultarnos impunemente. Yo me sentí totalmente
satisfecho y todos nos sentimos protegidos..
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UN
SUSTO Y LUEGO UNA GRAN AYUDA
Dos días después de haber
“tomado” nosotros la Escuela, estaba yo dando una entrevista a una periodista
cuando me llamaron mis amigos para decirme, alarmados, que acababan de llegar
el exterior de la Escuela “los del equipo de Futbol Americano”, que tenían fama
de ser extraordinariamente fuertes y violentos. Acudí a asomarme desde el
primer piso y con alivio vi que se trataba de mi hermano Jorge que con otros fortísimos
amigos de la Preparatoria 5 (de Coapa, mi Prepa querida), fueron a ver
públicamente “qué se nos ofrecía”, refiriéndose a si no habíamos sido víctimas
de alguna agresión física para castigar a quien lo hubiera hecho. Huelga decir
que nunca volvimos a temer a otros grupos de golpeadores. Por cierto que tres
de ellos luego estudiaron Odontología. Estos tres personajes, junto con Estrada
(hijo del entonces Jefe del Servicio Secreto) eran y son los personajes más
fuertes físicamente y de corazón más noble que he conocido. Desde luego que
cuando ellos ingresaron a la Escuela como de primer ingreso o “perros” no hubo
quien se atreviera a mojarlos.
PROFESORES
TORTURANDO E INTERROGANDO
En 1967 y 1968, en los cuartos que están en el sótano de la
escuela y que antes increíblemente servían
para que los alumnos tuviéramos casilleros para guardar nuestras pertenecías y
en dónde había baños de hombres y mujeres con regaderas y todo, algunos
profesores y autoridades de la Escuela (no quiero escribir sus nombres porque
podría no ser exacto el número de ellos) interrogaban a la mala a los alumnos y
alumnas que creían que les daban problemas. Querían saber qué profesionistas
los estaban “soliviantando”. Desde luego, con el conocimiento del Dr. Sarabia.
No los llegaron a torturar,
pero sí a amarrar y a hacer algo muy cinematográfico (según quienes fueron
interrogados): les ponían fuertes luces en el rostro y los amenazaban con
acabar sus carreras o “perderles todos sus documentos” que acreditaban sus
estudios. No sé a cuántos tuvieron presos, pero a una compañera con el mejor
promedio de la Escuela la hicieron perder la Beca Javier Barros Sierra, otro
“torturado” fue el alumno Alberto Martínez Guerra.
El Dr. Jose Sybel Trejo retó
una vez a golpes a los alumnos Roberto Magallanes y Manuel Farill. Ja ja. Claro que lo mandamos al diablo, no fuera
a ser que de veras lo tomáramos en serio.
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